viernes, 3 de julio de 2015

SINIESTRA



Estábamos en México, toda la familia, andábamos en partes que eran muy hermosas, parecidas a Valparaíso y combinadas con los paisajes del lugar nombrado. Habíamos ido a una parte con un río y muchas montañas, pero que estaban en la misma ciudad, ya había anochecido y yo estaba con Karen, Bea y Nino en un camión que iba dirección al cementerio, pero ellos se bajaron antes y se me perdieron de vista.

Entonces caminé entre el barrio, cuando ya era de noche tomé asiento un rato en la entrada del cementerio, miré como estaban todas esas tumbas, un poco arruinadas por el paso del tiempo, por un momento creí ver despertar a un muerto y caminar hacia mí, me asusté, sólo fue parte de mi imaginación. Después de ese fortuito pensamiento seguí con mi camino, tenía hambre. Al continuar avanzando por la oscura y tenebrosa noche, me di cuenta que la gente se había puesto bizarra y las calles cada vez más sucias y contaminadas. Llegué a una tienda de antigüedades; pero todo era distinto a lo anterior, esta vez se sentía un ambiente rico, acogedor. Había una abuela, también estaba mi ex jefe, el Rodrigo, además había una chica afroamericana y un tipo afroamericano que tenía una mirada sospechosa, un bebé y un niño que tenía 16 años aproximadamente; estaban jugando y riendo en el computador. La chica afroamericana era bien guapa y simpática, se me acerca y me dice:

- ¡Adivina qué!, Beatriz ya aceptó que mañana fuéramos al pueblo para ver en vivo y en directo un exorcismo.

Y yo sin pensarlo dos veces le dije:

- También quiero ir.
- ¿Segura?
- Sí.
- Pues entonces haré unas llamadas y mañana iremos.

La abuela se entromete y me dice:

- Si te crees tan valiente para ver un exorcismo pues métete allá atrás, ahí es donde tengo todas mis cosas, todo está poseído y embrujado, dale, métete.

Entro a la habitación pero estaba todo oscuro, era como si el lugar hubiera estado abandonado por mucho tiempo, miro hacia el fondo del lugar y encuentro el interruptor de la luz, entonces la enciendo y veo todas las cosas antiguas que habían, claramente se sentía un ambiente tétrico, pero de igual manera me acerqué, hasta que me encontré con una máscara que me miraba fijamente, se me habían puesto los pelos de punta, salí rápidamente del lugar y cerré la puerta por fuera. Le digo a la abuela que igual iba a ir al exorcismo.

Mientras tanto voy a conversar un rato con Rodrigo y el niño de 16 años para pedirles alguna dirección en donde pudiera dormir ésa noche, me la dan y me voy. Salgo de la tienda, pero repentinamente ya se había hecho de día, me voy corriendo hacia el cerro, y escalo las piedras de un salto, era muy rápida, llegué en unos segundos hasta la cima. Al estar en la cima me veo rodeada de la corriente del río, sin camino hacia tierra, no sé realmente por qué había subido hasta el cerro, pero intenté nuevamente saltar y logré llegar a tierra.

Mientras caminaba para encontrar la tienda, ya que me había perdido, me encontré a la Nino y a la Javi en los barandales de la orilla del mar y las rocas, caminamos un rato y por fin encontramos la tienda. Javiera estaba muy emocionada de haberme encontrado, ya que no pensaba que me encontraría en ese lugar, y muy entusiasmada me dice que se compró una especie de sustancia viscosa que se transformaba en tela de araña y podía pegarse a cualquier superficie sin caer, quedé impresionada, yo también la quería comprar. Javiera se subió al barandal para llegar a la famosa tienda, intenta saltar pero sus pies no se pueden despegar y sólo se queda recostada en el aire moviendo sus brazos como si fuera a volar. Nino mientras busca la cámara para dejar registrado un recuerdo del lugar, yo observo fijamente a Javiera como mueve sus brazos y se hace para atrás, hasta que en un momento se hace muy atrás y cae al suelo, pierde todos sus sentidos. No entendía nada de lo que estaba pasando, ahora no podía verle la cara porque su cabeza estaba mirando hacia otro lado, me acerqué para ayudarla, pero ella da vuelta su cabeza, y para mi horror su cara se estaba derritiendo, así es, ¡se estaba derritiendo!, se estaba transformando en esa cosa viscosa que le vendieron en la tienda, su apariencia era la de una calavera con piel cayéndose a pedazos, grité, no me gustaba nada lo que estaba sucediendo.

Con la Nino fuimos a sacarla, la pusimos en el suelo pero seguía derritiéndose ante mis ojos, balbuceaba algunos garabatos y eso que ya no tenía ojos ni labios. De repente diviso a lo lejos que sale el señor de la tienda y el afroamericano con mirada sospechosa, y se acercan, ellos nos ayudan a salir de ahí, luego nos llevan al interior de la tienda, el afroamericano pasa su mano sobre la cara de Javiera. Se pone su sombrero, nos mira, y se va caminando. Javiera volvió a la normalidad y yo le dije:

- ¡Guau Javiera!, eras como una calavera, que loco.

Me metí la mano al bolsillo y saqué el papel con la dirección que me había dado Rodrigo para encontrar el lugar donde supuestamente me quedaría a dormir. Fui para allá y llegamos con mi mamá a una casa que se parecía a una Okupa, y adentro habían personas practicando malabares, pajáritos y diferentes cosas relacionadas al circo, nos invitan, conversamos y nos quedamos. Lo más extraño de todo esto es que la casa tenia una cantidad de moscas impresionantes, me hice amiga de una chica robusta, le faltaba un brazo y un ojo, entonces es ahí cuando me exclama:

- ¿Sabías qué acá se pueden atravesar las paredes?

Y empieza a correr por toda la casa atravesando las paredes, yo la seguí y fue lo más entretenido que pude descubrir esa vez, las moscas también se divertían atravesando las paredes. En un instante le digo:

- ¡Oye!, ¡grábame mientras atravieso una pared! 
- Bueno, pero después de atravesar ésta, corre.

Atravieso la pared y siento disparos de metralleta, no me importó. Voy corriendo a atravesar otra pared, y choco. Toco la pared y ya no se podía atravesar, recuerdo que me disgusté, voy a buscar a mi mamá. Está sentada en el suelo de la primera sala al lado de la puerta de entrada, me siento. Miro hacia afuera y hay muchos animales muertos; puercos, cebras, jirafas, todos los animales de un circo, entonces pasa una patrulla y le pregunto por qué mataban a los animales, y me dicen:

- ¿Tú estabas con estos animales recién?
- No, estaba con la gente del circo.
- Pues has tenido suerte, los animales que ves acá eran ellos y son asesinos, han asesinado ya a casi la mitad de la población, has tenido mucha suerte.

Entendí que la presencia de ellos era la que convertía a las paredes en portales y por eso se podía atravesar como si no existieran paredes. Nos fuimos. Ya no soy parte de la historia, sólo soy la que observa.
Veo llegar a uno de éstos circenses asesinos, ésta vez era un payaso, con un machete. Llega a una casa parecida a la que estaba pero con una mejor fachada. Es la casa de una familia; una mamá, un papá, una hija mayor y un bebé. El payaso busca al bebé, no sé si para matarlo o para robarlo y comenzar su familia otra vez. Lo encuentra, pero el bebé ni miedo le tiene, solo le sonríe y se va gateando, es muy veloz ese bebé. Se va por toda la casa, hasta llegar al techo, entonces el payaso lo alcanza y el bebé le pasa una espada recién afilada, y le pregunta.

- ¿Me quieres?, ¿me quieres Miguel?, porque yo si te quiero Miguel.

Miguel entre un llanto emotivo y de risa, le dice:

- Sí, te quiero bebé.

Luego miro al payaso y su cara era de susto y preocupación, miro al bebé y éste sostenía su espada con las dos manos, levanta la afilada espada y la coloca cerca de la cabeza del payaso y toma impulso, corta en dos al payaso y mientras lo cortaba, éste se fue convirtiendo en una cebra, la cebra corría por el pasillo del hogar y se iba deshaciendo mientras caía al suelo, hasta que se deshizo completamente. El bebé vuelve a su habitación. Yo me retiro del lugar para no regresar nunca más.

jueves, 2 de julio de 2015

RESUMEN DE UNA PEQUEÑA VIDA



Nunca pensé que podría estar relatando cierta parte de mi vida, pero a veces es necesario hacerlo para poder encontrarse con uno mismo, y es así como empezó todo. Obviamente no voy a contar todo lo que me ha pasado, pero lo resumiré a cierta medida en que me pueda basar en ciertos sucesos y recuerdos que aún se mantengan intactos hasta el día de hoy.

Era el verano del '86, y era el primer hijo que tenían mis padres (aunque podría haber sido el segundo ya que mi mamá perdió a su primer bebé que iba a ser una niña), no tengo recuerdos muy claros porque yo era muy pequeño; pero por lo que me ha contado mi mamá y por las fotos que he visto sé que vivíamos cerca del centro, cerca de la calle avenida Argentina, por donde se mantiene un árbol que hasta el día de hoy está casi igual. Mi papá trabajaba en una panadería y mi mamá le ayudaba, pero con el tiempo mi papá se fue poniendo muy alcohólico a tal punto de llegar borracho a casa y agredir a mi madre, ella no aguantó más y se separaron cuando yo tenía tres años. Mi mamá se hizo cargo de nosotros y se puso a trabajar en el Mercado Central mientras me dejaba a mí y a mi hermano en el jardín. Fueron épocas muy feas porque ella arrendaba una habitación muy pequeña y en unas condiciones muy precarias, ella tuvo que luchar mucho para que no nos faltara nada, mientras que mi padre disfrutaba su vida con quien sabe quien.

Hasta que un día le pidió a mi madre hacerse cargo de mí y ella de mi hermano menor, me fui a vivir a la casa de mi abuela y ella fue la que me crió y me enseñó a leer a su manera, y gracias a aquello hoy soy lo que soy gracias a ella. Fueron tiempos bonitos y tranquilos, yo vivía por la Feria de Las Pulgas y fui creciendo con los niños de los departamentos que habían al frente, recuerdo que fue una infancia muy bonita, jugando a la pelota, a las escondidas, a las pilladas, a las bolitas, etc. Creo que esos fueron los tiempos que me hacían tan bien, hubiera preferido no crecer y continuar haber sido un niño por toda la eternidad.
Fui creciendo, y mi papá fue cambiando, se puso muy agresivo conmigo y me agredía mucho, a tal punto que un día no aguanté más y me defendí pegándole un puñetazo en su rostro, me arranqué de la casa y me fui a vivir con mi mamá y mi padrastro, una nueva vida comenzaba para mí. En mi hermano encontré un apoyo cuando llegue a esa casa, más que mi hermano se convirtió en mi amigo, por todas las aventuras que pasamos, los campeonatos de fútbol que hacíamos en el patio de la casa, las carreras de autos que hacíamos con las pistas de arena, los monitos que hacía él con piezas de cartón y papel interpelando a unos equipos de fútbol, la pelota de fútbol que hacíamos con los calcetines, ó cuando nos creíamos los Backstreet Boys y los Five.

Seguí cumpliendo más años, pero por cuestión de intolerancia me fui alejando de mi hermano, yo seguí mi propio camino, mi hermano le gustó el hip-hop y a mí el rock, cada uno de los dos hizo sus propias amistades, ya ni siquiera nos hablábamos, se fue perdiendo la comunicación. Yo continué con mi mundo y mi torpe adolescencia, conocí personas que me llevaron por una mala etapa, probé el alcohol y las drogas, y me fui perdiendo poco a poco. No rendía en clases, desperdicié dos años de mi vida, era un rebelde sin causa y no llegaba a casa por estar de fiesta con quienes creía que eran mis amigos, a veces me quedaba a dormir en la calle.

Yo sabía que no estaba bien, pero no hacía nada por remediarlo, en el liceo había quedado como alumno condicional, desde ahí mismo me citaron al Juzgado de Menores, me incorporaron en un Centro Juvenil llamado "El Trigal", ahí conocí a ciertas personas que estaban en la misma condición problemática que la mía, hasta que conocí a Claudia. De seguro ella ni se debe acordar de mí porque ella ayudaba a cientos de niños que al igual que yo necesitaban de su auxilio, ella es psicóloga y me ayudó mucho cuando yo no estaba bien, me apoyó mucho cuando empecé mi carrera como poeta y escritor, ella fue la primera que leyó mis creaciones antes que se hicieran conocidas. Y de ahí que empecé a cambiar, tenía 16 años cuando empecé a hacer las cosas mejor, cumplía en mis estudios y en el liceo me dieron una nueva oportunidad, permitiéndome así poder estudiar una especialidad técnica.

Cuando ya estaba en mi último año de la media publiqué mi primer libro llamado "MI Temor" que cuenta la historia de un chico que se enamora de una chica de su liceo pero que es tan tímido que le produce cierto temor decirle que la quiere, hasta que un día le dice todo y se besan, pero al otro día ella desaparece del liceo no regresando más... mejor no les sigo contando, tienen que leer el libro. Bueno, volviendo al relato, el profesor de Lenguaje me da la posibilidad de dar mi primera charla motivacional de como me fui superando poco a poco hasta lograr salir adelante y poder publicar aquel libro, era un gran desafío para mí, porque al curso no lo conocía, ni siquiera sabía como iban a reaccionar ante mí, quizás me iban a agarrar para el chuleteo y no me iban a respetar, pero fue todo lo contrario, todos me escucharon muy atentamente y al final todos me aplaudieron, creo que era la primera vez que me sentía tan bien, había conocido el éxito de mi primera publicación. O como cuando participé en un concurso de cuentos, yo no me tenía mucha fe porque recién estaba empezando y habían escritores mucho mejores que yo, de todas maneras asistí a la ceremonia de premiación y nombraron al 3er lugar, no dijeron mi nombre, al menos un segundo lugar igual no es tan malo -dije yo-, nombraron al 2do lugar y tampoco dijeron mi nombre, yo ya había perdido toda la fe, pero cuando nombran el 1er lugar y dicen mi nombre, mi felicidad fue total, ni yo mismo me la podía creer, creo que esa fue la primera vez que me había sentido tan feliz.

Y así fue como comenzó mi vida como escritor, esos fueron mis primeros logros. Hasta el día de hoy continúo escribiendo, pero hubo un tiempo en que mis ánimos fueron decayendo, comencé a ponerme triste y dejando de lado mis creaciones por casi tres años, sólo pensaba en irme de carrete y borrarme en las tocatas, mi vida fue cambiando mucho. Un día, después de un partido de fútbol llegué borracho a la casa y tuve una discusión fuerte con mi padrastro, igual hace rato que venía teniendo problemas con él, y nos agarramos a pelea, quedó la media cagadita en la casa, él llamo a los pacos y me echó de la casa; ahí tuve que congelar la carrera que estaba estudiando y comenzar a trabajar para pagar el arriendo de una habitación, desde ahí siempre mis trabajos fueron inestables porque trabajaba en algo que no me gustaba, y así sobrevivía, pagando mi arriendo, trabajando en algo que no me dejaba muy a gusto y gastando mi sueldo en puras porquerías.

Hasta que un día me salió un trabajo que estaba relacionado con las Redes y Comunicaciones, y me enviaron a un curso en Santiago, pero debo decir que antes de que sucediera todo eso yo había tenido una relación a distancia con una mujer muy especial y que era de allá mismo, su nombre era Ivana, pero yo le decía "Iveth", era por un juego de palabras; ya que ella se llamaba Ivana Elizabeth. Entonces esos días que estuve por Providencia nos juntamos y lo pasamos muy bien, ella me mostró parte de la ciudad que no conocía y fue todo tan bello, que hoy recuerdo todos esos momentos que ella sabe lo que vivimos y me gustarían volver a revivirlos, creo que ella ha sido la persona más buena que he conocido, nunca la olvidaré.

Después regresé a la ciudad, y fui cayendo en la depresión, ya nada me motivaba como antes, no iba a trabajar, me encerraba en mi habitación, me metía drogas en el cuerpo para olvidarme de mi estúpida realidad y poco a poco fui perdiéndolo todo. Incluso decidí irme a vivir a Puerto Montt para escaparme de este mundo que me atormentaba cada día más, me fui a vivir con una chica que apenas conocía, al principio todo bien pero con los pasos de los días todo mal, ella era fría y muy seria, no había comunicación ni conexión, las cosas no resultaron como yo las esperaba y me tuve que regresar a mi ciudad.

Y aquí estoy, sin dinero, sin amor, sin trabajo y no con muchas ganas de continuar, pero como soy tan cobarde como para quitarme la vida, no sé que irá a pasar, creo que como dice una canción... sólo estoy esperando que la vida me lleve hacia donde sea.